Al amanecer pusieron el plan de batalla en acción.
Los Guardianes de la Hoja Plateada entraron al túnel. En primera fila esperaban
los soldados designados como vanguardia. Sir Wilgard pidió comandarla.
-Sobrestiman demasiado a esas bestias sin cerebro-
había dicho en risas –bastará solo con mis muchachos para limpiar el túnel.-
A su lado se encontraba Sachel. Él era el encargado
de dar la señal para que la vanguardia avance.
Sir Wildgard se rio de él –Niño, si esperas
escuchar alguna señal te informo que, aunque te creas Elfo, tus orejas siguen
siendo las de un humano-.
-No son mis orejas las que se percataran de que mis
hermanos están en posición- replicó Sachel
De repente lo sintió, la fragancia de sorild, una
rosa que solo crece en el Bosque Encantado. Lord Lothgrim había abierto una
botella que llevaba consigo y el viento llevo el aroma a la salida de la cueva.
-¡Avancen!- gritó Sachel y la vanguardia guiada por
Sir Wilgard penetró en la cueva.
Sachel sintió una mano en el hombro. –Muy bien
Sachel- expresó el príncipe Ronwan –ahora regresa a tu lugar de custodia de la
Princesa. Recuerda mantenerse en el centro del ejército. Por lo que se hay otras
cuevas cerca de las que podrían salir orcos a atacar la retaguardia. El centro
es el lugar más seguro.
Sachel fue a reunirse con la Princesa mientras el
príncipe Ronwan ponía en formación la cuña la cual pensaba liderar en persona.
Mientras tanto en la cueva las antorchas se movían lentamente
como pequeñas luciérnagas en una noche sin luna. –Estén atentos- ordeno Sir
Wilgard –no tengo intenciones de hacer el ridículo.
En ese momento, cientos de orcos empezaron a surgir
de agujeros en los costados y el techo del túnel cual si fueran hormigas.
-¡Soldados, en formación!- gritó Sir Wilgard.
La vanguardia se formó en cuadro. Mientras los
escudos resistían las embestidas, las lanzas perforaban los torsos descubiertos
de los orcos. Sin embargo por cada orco que caía surgían dos más y la formación
empezaba a tambalear.
Fue entonces cuando de entra los orcos empezaron a
surgir Los Guardianes de la Hoja Plateada sembrando confusión entre las bestias
verdes con su danza hermosa y letal. Sir Wilgard aprovechó el momento.
-¡Ahora! ¡Las trompetas!-
Las trompetas retumbaron por toda la cueva y la
cuña se puso en acción y, cuando los orcos comenzaban a volver a meter presión
contra el cuadro, llego la misma para empezar a empujar. La fuerza de esta fue
demasiada para los orcos que atacaban como hostigadores y comenzó una masacre.
No obstante, cuando ya el Ejercito Libertador empezaba a cantar victoria, del
techo de la cueva surgieron treinta orcos con armadura de cuero, eran más altos
y fornidos que el resto. Y entre ellos sobresalía Grumg, el gran líder del
pueblo orco de Nagsur, medía una poco más de tres metros y pesaba cuatrocientos
kilos de puro músculo. Llevaba un hacha doble en cada mano y al caer emitió un
grito que hizo temblar toda la cueva. Mientras que sus esbirros retenían el frente
del ejercito el avanzó hacia donde estaba Beljun arrollando todo lo que
estuviera a su paso.
Los soldados no podían frenarlo, fue entonces
cuando Sachel le pidió a Sir Argolth que retroceda con la princesa mientras el
y Gortling cargaron contra Grum tratando de frenarlo.
Cuando llegaron gritando para enfrentarse a Grum
este los atacó. Con su derecha golpe a Gortling quien, si bien llego a poner su
escudo a tiempo, con la potencia del hacha fue arrojado contra una pared. El
segundo golpe fue dirigido a Sachel, pero este logro esquivarlo y con una de sus
espadas logro herir su talón.
Grum gritó y detuvo su carga. Su atención paso de
Beljun a Sachel, a quien atacó en forma furiosa. Sachel lograba esquivar sus
ataques con dificultad, pero no conseguía ver una abertura por donde contratacar.
Fue entonces cuando, como salido de la nada
apareció Lord Lothgrim, quien se arrojó de un salto hiriendo los omóplatos de
Grum.
-¡Vamos Sachel!- gritó – ¡Enseñémosle a esta bestia
como pelean Los Guardianes! -
Sachel estaba casi al borde del agotamiento, pero
saco fuerza de flaqueza y, junto a Lothgrim empezaron a tomar la iniciativa y
con un ataque combinado hirieron ambas pantorrillas de Grum haciéndolo caer de
rodillas.
En ese momento se escuchó un grito. Se trataba de
Gortling, que con esfuerzo, había conseguido trepar a una saliente. Si bien,
tanto el hachazo de Grum como el golpe a la pared fueron violentos, si algo se
puede decir de los enanos es que son extremadamente duros.
Gortling se dejó caer sobre Grum, con su hacha
doble a dos manos. La fuerza de Gortling, sumado a su peso y a la violencia de
la caída, generaron que su hacha decapitara a Grum de un golpe limpio.
Al ver caer a su líder el resto de los orcos
empezaron a escapar, mientras el Ejercito Libertador se volvía a reunir
festejando la victoria y preparándose para su siguiente paso.
AAAAARRRRFFFF!!!! El Heroico Enano siempre está ahí para sus amigos!! Gran capítulo =DD
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