lunes, 9 de julio de 2012

HISTORIAS DE NADGLIM: LA GUERRA DE LA CORONA BLANCA- CAPÍTULO 17


Al amanecer pusieron el plan de batalla en acción. Los Guardianes de la Hoja Plateada entraron al túnel. En primera fila esperaban los soldados designados como vanguardia. Sir Wilgard pidió comandarla.

-Sobrestiman demasiado a esas bestias sin cerebro- había dicho en risas –bastará solo con mis muchachos para limpiar el túnel.-

A su lado se encontraba Sachel. Él era el encargado de dar la señal para que la vanguardia avance.

Sir Wildgard se rio de él –Niño, si esperas escuchar alguna señal te informo que, aunque te creas Elfo, tus orejas siguen siendo las de un humano-.
-No son mis orejas las que se percataran de que mis hermanos están en posición- replicó Sachel

De repente lo sintió, la fragancia de sorild, una rosa que solo crece en el Bosque Encantado. Lord Lothgrim había abierto una botella que llevaba consigo y el viento llevo el aroma a la salida de la cueva.

-¡Avancen!- gritó Sachel y la vanguardia guiada por Sir Wilgard penetró en la cueva.

Sachel sintió una mano en el hombro. –Muy bien Sachel- expresó el príncipe Ronwan –ahora regresa a tu lugar de custodia de la Princesa. Recuerda mantenerse en el centro del ejército. Por lo que se hay otras cuevas cerca de las que podrían salir orcos a atacar la retaguardia. El centro es el lugar más seguro.

Sachel fue a reunirse con la Princesa mientras el príncipe Ronwan ponía en formación la cuña la cual pensaba liderar en persona.

Mientras tanto en la cueva las antorchas se movían lentamente como pequeñas luciérnagas en una noche sin luna. –Estén atentos- ordeno Sir Wilgard –no tengo intenciones de hacer el ridículo.

En ese momento, cientos de orcos empezaron a surgir de agujeros en los costados y el techo del túnel cual si fueran hormigas.

-¡Soldados, en formación!- gritó Sir Wilgard.

La vanguardia se formó en cuadro. Mientras los escudos resistían las embestidas, las lanzas perforaban los torsos descubiertos de los orcos. Sin embargo por cada orco que caía surgían dos más y la formación empezaba a tambalear.
Fue entonces cuando de entra los orcos empezaron a surgir Los Guardianes de la Hoja Plateada sembrando confusión entre las bestias verdes con su danza hermosa y letal. Sir Wilgard aprovechó el momento.

-¡Ahora! ¡Las trompetas!-

Las trompetas retumbaron por toda la cueva y la cuña se puso en acción y, cuando los orcos comenzaban a volver a meter presión contra el cuadro, llego la misma para empezar a empujar. La fuerza de esta fue demasiada para los orcos que atacaban como hostigadores y comenzó una masacre. No obstante, cuando ya el Ejercito Libertador empezaba a cantar victoria, del techo de la cueva surgieron treinta orcos con armadura de cuero, eran más altos y fornidos que el resto. Y entre ellos sobresalía Grumg, el gran líder del pueblo orco de Nagsur, medía una poco más de tres metros y pesaba cuatrocientos kilos de puro músculo. Llevaba un hacha doble en cada mano y al caer emitió un grito que hizo temblar toda la cueva. Mientras que sus esbirros retenían el frente del ejercito el avanzó hacia donde estaba Beljun arrollando todo lo que estuviera a su paso.
Los soldados no podían frenarlo, fue entonces cuando Sachel le pidió a Sir Argolth que retroceda con la princesa mientras el y Gortling cargaron contra Grum tratando de frenarlo.
Cuando llegaron gritando para enfrentarse a Grum este los atacó. Con su derecha golpe a Gortling quien, si bien llego a poner su escudo a tiempo, con la potencia del hacha fue arrojado contra una pared. El segundo golpe fue dirigido a Sachel, pero este logro esquivarlo y con una de sus espadas logro herir su talón.
Grum gritó y detuvo su carga. Su atención paso de Beljun a Sachel, a quien atacó en forma furiosa. Sachel lograba esquivar sus ataques con dificultad, pero no conseguía ver una abertura por donde contratacar.
Fue entonces cuando, como salido de la nada apareció Lord Lothgrim, quien se arrojó de un salto hiriendo los omóplatos de Grum.

-¡Vamos Sachel!- gritó – ¡Enseñémosle a esta bestia como pelean Los Guardianes! -

Sachel estaba casi al borde del agotamiento, pero saco fuerza de flaqueza y, junto a Lothgrim empezaron a tomar la iniciativa y con un ataque combinado hirieron ambas pantorrillas de Grum haciéndolo caer de rodillas.
En ese momento se escuchó un grito. Se trataba de Gortling, que con esfuerzo, había conseguido trepar a una saliente. Si bien, tanto el hachazo de Grum como el golpe a la pared fueron violentos, si algo se puede decir de los enanos es que son extremadamente duros.
Gortling se dejó caer sobre Grum, con su hacha doble a dos manos. La fuerza de Gortling, sumado a su peso y a la violencia de la caída, generaron que su hacha decapitara a Grum de un golpe limpio.
Al ver caer a su líder el resto de los orcos empezaron a escapar, mientras el Ejercito Libertador se volvía a reunir festejando la victoria y preparándose para su siguiente paso. 

1 comentario:

  1. AAAAARRRRFFFF!!!! El Heroico Enano siempre está ahí para sus amigos!! Gran capítulo =DD

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