sábado, 17 de marzo de 2012

HISTORIAS DE NADGLIM: LA GUERRA DE LA CORONA BLANCA - CAPÍTULO 12

Sachel, la Princesa Beljun y Gortling fueron convocados con el Rey. Llevaban puesta reluciente ropa de seda que había sido obsequiada para remplazarlas suyas que estaban muy gastadas por el viaje. Aunque sus habitaciones eran extremadamente cómodas, ninguno de los tres pudo descansar bien.

El Salón del Rey contaba con mucha más gente que la última vez. Muchos de ellos, suponían los visitantes, eran consejeros y comandantes militares. Sir Argolath ocupaba un lugar de honor entre ellos. Pero quien más les llamo la atención fue una hermosa dama de cabellos rojizos y esbelta figura cubierta por un vestido verde jade que se encontraba sentada a la derecha de las Majestades Reales.

Los viajeros hicieron una reverencia, pero el Rey casi al instante hizo un gesto para que se pusieran de pie.

-Mi querida Princesa- exclamó el Rey –mis consejeros y yo hemos estado evaluando su problema y llegamos a una conclusión. El deber me dicta que debo ayudarlos en esta cruzada, pero tienen que comprender que también debo pensar en mi pueblo. La campaña para liberar a vuestro primo y poner fin a la ambición de vuestro hermano, demandara muchos recursos que saldrán de los tributos que con mucho esfuerzo aporta mi pueblo a la corona- continuó su majestad con gesto de fingido dolor –sin embargo, las sabias mentes que me acompañan me propusieron una solución que satisfacerá  nuestras necesidades. En primer lugar Princesa, accederán a que, una vez que derrotemos a vuestro hermano, vuestros nobles decretarán que, dado el estado de locura que lo invadió, no está en condiciones de seguir siendo vuestro soberano. A su vez vos abdicaras en nombre de vuestro primo. En segundo lugar, vuestro primo, próximo Rey y Señor de Kalad, se unirá en matrimonio con mi hija aquí presente, la bella Princesa Larimel, para forjar una alianza entre nuestros dos Reinos. Finalmente, para poder restablecer una ruta comercial, el noble pueblo enano de Arock, destinará tres centenas de sus mejores hombres a restaurar y vigilar el antiguo paso de Rogard que atraviesa Nagsur, convirtiéndose en Señores del mismo.

-Pero ese paso está infectado de Orcos- replicó la princesa Beljun –fue el primero que descartamos al decidir el camino que tomaríamos para atravesar Nagsur.
-Tenemos pensado hacer algo al respecto mi señora- se oyó una vos detrás de la Princesa. Se trataba de un caballero de largos cabellos rojizos y bello rostro que vestía una armadura plateada. Quienes estaban en el salón salvando a sus majestades y a los tres visitantes del sur hicieron una reverencia.
-Permítanme presentarle a mi hijo, Sir Ronwan- expresó el Rey Elfiron.
-Lamento el retrasó padre, pero cuando Lady Kalimer supo que me convocabas para guiar al ejercito para ayudar a una Princesa a liberar su reino, tuve que usar todos mis encantos para frenar su estallido de celos- expresó Sir Ronwan.

El Rey Elfiron estalló en carcajadas ante el comentario de su hijo, pero tras calmarse continuó –Veo que La Urraca te ha informado al detalle de mis planes- dijo el Rey refiriéndose a Sir Cromodril, Tercer Espada del Ejercito Real, que se ganó su apodo por no poder mantener la boca cerrada.
-Así fue padre- respondió Sir Ronwan –de la misma forma me informó la idea de atravesar el paso de Rogard con todas nuestras fuerzas para liberar a Nagsur de esas horribles bestias que bastantes daños han causado en los últimos tiempos a nuestros poblados del sur.

El comentario de Sir Ronwan fue como si le calvaran un puñal a Sachel. Por un instante, todas las escenas del fatídico día en que su aldea fue atacada y su padre asesinado pasaron por su mente. La Princesa Beljun lo notó y quiso tenderle una mano para consolarlo, pero se contuvo. Sabía que eso no sería propio de una princesa. La voz del rey los trajo de nuevo a la realidad.

Como verán, el pueblo de Arock, no se tendrá que preocupar por los orcos, de los cuales como mucho quedaran algunas decenas sin demasiadas ganas de combatir. Su única preocupación será restaurar el paso y mantenerlo transitable para el correcto fluir del comercio entre los Reinos. Kalad dejara de ser un Reino olvidado y se convertirá en una importante sede comercial. Así que ¿Qué dicen? ¿Aceptaran nuestra propuesta?- Finalizó el Rey.

El primero en hablar fue Gortling –Habló en noble del Reino de Arock, y puedo deciros Majestad que aceptaremos gustosos nuestras parte. Nada nos agrada más que cavar túneles y vivir en ellos. Sera un honor para nosotros ser los Señores del paso de Rogard-.

A continuación tomó la palabra la Princesa Beljun –Mi primo me dio la autoridad para hablar en su nombre y me dijo que aceptara de su parte cualquier condición que permitiera que la paz volviera a Kalad. De mi parte abdico mis derechos en su favor y lo comprometo a tomar la mano de vuestra hija en matrimonio-.

-Bien, no habiendo más que discutir, propongo poner manos a la obra en nuestros preparativos- expresó el Rey –hay mucho que hacer y, por lo que transmitieron de vuestra situación, el tiempo apremia.

2 comentarios:

  1. Alguien ahi deberia decirles a los pibes que les estan metiendo el perro, no confio en nada en ese reyecito...

    ResponderEliminar
  2. "Nada nos agrada más que cavar túneles y vivir en ellos."

    Que falta de respeto al honor enano, por Äule! =D

    ResponderEliminar