viernes, 2 de marzo de 2012

HISTORIAS DE NADGLIM: LA GUERRA DE LA CORONA BLANCA - CAPÍTULO 10

Siguieron avanzando por el camino hacía Ludsur. A medida que se acercaban a su destino las aldeas y poblados se hacían mas frecuentes. Sachel creía recordar algunos paisajes de cuando con su padre viajaron a su destruida aldea, pero era muy pequeño cuando realizaron el viaje y no estaba completamente seguro.

Finalmente, tras unos días más de viaje, llegaron al borde sur de Ludsur. A lo lejos se podían ver las murallas del castillo. La gente salía curiosa de sus casas para observar la llegada de los peregrinos escoltados por Sir Argolath, noble campeón reconocido por toda la ciudad.

De repente a lo lejos se escucho el ruido de caballos acercarse por una de las avenidas principales de la ciudad. Se trataba de la Guardia Real de Ludsur. Uno de los caballeros se adelanto.

-Princesa Beljun, le damos la bienvenida a Ludsur- dijo el caballero.
-Me alegró ver que los mensajes que envíe a través de los correos del camino, llegaron con tiempo a su majestad- expresó Sir Argaloth -¿Cómo han estado las cosas en mi ausencia Sir Relhim?-.
-Bastante aburridas la verdad, la mayor novedad la trae usted Comandante- respondió Sir Relhim –Pero le ruego que hablemos en el camino, el Rey quiere escuchar las noticias que trae la  Princesa-.

Sir Argaloth asintió y despidió a sus hombres continuando junto a Sachel, la Princesa Beljun y Gortling el camino escoltados por la Guardía Real.

En poco mas de medía hora llegaron a las murallas interiores las cuales se abrieron rápidamente al ver llegar al sequito. Al entrar pudieron ver al gran palacio Real de Ludsur. Sachel, Beljun y Gortling quedaron impresionados por su esplendor, digno de una de las más grandes capitales humanas.

Luego de atravesar numerosos puestos de guardia llegaron a las puertas de la Sala del Trono.

-Tras estas puertas se encuentran sus Majestades- informó Sir Relhim. A continuación dio la orden a los guardias de abrir las puertas.

Nuevamente Sachel quedó impresionado, el Salón del Trono de Ludsur hacía parecer insulso al de Lifridon. El mismo estaba decorado con delicadas y hermosas telas de los más variados colores y con adornos de plata y piedras preciosas, las cuales brillaban gentilmente gracias a la tenue pero bella luz emitida por las lámparas de bronce. Al final del salón se encontraban los Reyes de Ludsur sentados en grandes tronos de oro.

El grupo se adelantó haciendo una reverencia. Pero el Rey hizo un gesto para que se levantaran mientras el y su Reina hacían lo propio y se acercaban a los cansados viajeros. El Rey tomo la mano de la Princesa Beljun y la beso.

-Mi dulce Dama- expresó –Es un honor para mí recibirla en mi morada, aunque hubiese deseado que nuestro encuentro hubiese sido en circunstancias más agradables. Le presento a mi Reina, su Majestad Ilira-
-El gusto es mió sus Majestades- respondió Beljun haciendo una reverencia a ambos –también hubiese sido de mi agrado que el motivo de mi visita fuese otro. Lamentablemente hubieron motivos, que entiendo ya son de su conocimiento, que me forzaron a emprender este duro viaje acompañada de otros diecinueve compañeros, de los cuales solo el bravo Gortling y yo logramos sobrevivir. Y, probablemente nosotros tampoco hubiésemos contado la historia de no haber sido por los Elfos, y el joven que se encuentra a mi lado- dijo la Princesa señalando a Sachel.
-Efectivamente me han llegado informes de Sir Argaloth sobre vuestra misión, pero me gustaría escucharla de vuestros labios si es posible- solicitó el Rey Efiron.
-Como usted lo desee majestad, trataré de ser lo más clara posible y solicitaré la colaboración de Gortling y Sachel para ayudarme a concluir mi relato- expresó Beljun y comenzó a relatar la aventura.

Al terminar el Rey Elfiron se quedó pensativo un instante, y tras el silencio dijo –debo hablar con mis Consejeros respecto a vuestro pedido y me imagino que ustedes estarán agotados por el viaje. Ya solicité que arreglen unas habitaciones en el ala este del castillo. Mañana les daré una respuesta.

Le agradezco vuestra paciencia con nosotros Majestad- dijo la Princesa Beljun –Dudo que me sea posible descansar, pero comprendo su necesidad de discutir el asunto. Quedó a la espera de su respuesta- y, haciendo nuevamente una reverencia se alejó escoltada por un grupo de la Guardia Real.

Sachel, Beljun y Gortling seguían a los guardias ha cierta distancia. Gortling aprovechó para hablar en vos baja para no ser oído.

-Si el pedido hubiese sido a un Reino Enano, en este momento habría un millar de hachas marchando a Guardián de la Costa- refunfuño Gortling.
-Ya lo discutimos en su momento, y Ludsur era nuestra mejor opción- replicó la Princesa –además confió en que el Rey atienda nuestro pedido-
-Además- intervino Sachel –Lord Lothgrim ya debió haber hablado con el Rey Milifin y nos debe estar esperando con un ejército élfico-

En ese momento interrumpieron su conversación mientras que los Guardias les indicaban tres habitaciones en las cuales descansar esa noche.

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